Darse cuenta.

Últimamente la vida me ha dado muchos palos. He sufrido mucho cayendo siempre en los mismos errores, una y otra vez. Nunca me he cuestionado el valor de una persona que te quiere verdaderamente a su lado, nunca. De la misma forma, me he cegado para no ver lo que no me interesaba, lo que la gente que me quería de verdad, me decía. Pero siempre, de alguna manera, supe distinguir entre una sonrisa falsa y verdadera, entre una mirada llena de cariño infinito y otra de cariño temporal, entre un gesto espontáneo, verdadero de uno planificado y meticuloso. 

Como ese dicho dice: " De los errores se aprende".  Doy fe, porque en un tiempo mínimo he aprendido miles de cosas y ahora no me queda rencor hacia esas personas que tenían caras diferentes conmigo, porque gracias a ellas , la venda se esfumó como quién no quiere la cosa. Pero, si me soy fiel a mí misma, sí diría que me han decepcionado, para mí eran muy superiores, como una montaña en frente de un escalador novicio; mientras que ahora les veo desde lo alto de la montaña yo a ellos.

De esto lo único que saco, es que soy torpe, que tropiezo con la misma piedra una y otra vez.

Que como alguien me dijo, no toda la gente que se conoce se pueden tomar como amigos, sólo a unos pocos muy distinguidos de los demás. Éstos, son solo compañeros, que te quieren para lo que les interesa y para su beneficio. De la misma manera también acepto lo que otra persona me dijo este año, los seres humanos somos muy diferentes, a lo mejor, lo que para ti parece un mundo para mi es un lago. A lo mismo que, hay dos tipos de personas unas que reaccionan con golpes y otras que en cambio son sabias y esperan una oportunidad. 

    Y A ESO ES A LO QUE YO ME REMITO.