todo pasa.
Siempre todo se acaba.
Todo camino se bifurca, lleno de sueños y deseos nuevos. Pero también con el mismo pensamiento del comienzo. Hasta que un día no lo notas, no te acuerdas de quién era. Y no revuelves el pasado sino que piensas que estás mejor así.
Pero finalmente, todo lo que se acaba vuelve a empezar de nuevo, aunque tú no te quieras dar cuenta.
Solo tiene una diferencia, ¿te la digo?
Que la intensidad de las miradas no es la misma.
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